miércoles, 18 de marzo de 2020

Reflexiones sobre Javier Padilla



Ayer el periódico digital El Salto compartió un tweet publicitando un artículo mío sobre el coronavirus. El artículo era de Javier Padilla, un médico residente en Madrid que ha escrito un libro de divulgación sobre la sanidad pública titulado ¿A quién vamos a dejar morir? Varias personas me han felicitado por el libro. Supongo que algunos se habrán sorprendido por el salto a la salud pública y la medicina desde las luchas antifranquistas, pero expertos más raros en medicina se han visto últimamente. Por lo que he leído, la proliferación de dobles es un fenómeno que atraviesa épocas y países: una “pandemia inescapable” según la Organización Mundial de la Doblez (OMD). La situación es preocupante vista la experiencia en otros países como Indonesia y Argentina, en la que los dobles han comenzado a proliferar causando graves problemas de orden público. Tal y como ha escrito en la revista The Lancet la epidemióloga Janet Johnson, “descubrir un doble es una experiencia traumática que aumenta los riesgos de que aparezca un triple o incluso un cuádruple. Se debe actuar rápido y tomar medidas extremas antes de que sea demasiado tarde”.  

La literatura académica señala cuatro formas de enfrentarse a este problema. La primera, que Wagnoris (2005) llamó “adecuación” (115) en su célebre artículo sobre paperas y profilácticos, consiste en cambiar de alguna forma tu nombre o apellido. Lucas (1977) ya exploró este tema con el wookie Chewbacca, cuyo nombre previo era Chyhrynskyi, y el futbolista ucraniano del Barcelona Chyhrynskyi, cuyo nombre previo era Chewbacca (esta precuela de La Guerra de las Galaxias, que exploraba el género fluido de Chewbacca y sus relaciones traumáticas con Han Sin Doble, nunca llegó a salir a la luz comercialmente. Sin embargo, se considera una obra de culto en Japón por ser la primera aparición del futbolista, mercenario y piloto intergaláctico Takefusa Kubo). Según Murphy (2011), cambiarse el nombre es la mejor opción si no supone caer en el ridículo. En mi caso, las posibilidades son pocas y dramáticas. Lo más fácil hubiera sido cambiar Javier por J., pero el cantante de Los Planetas fue más rápido. La opción de cambiar Javier por Javi disminuiría radicalmente mis opciones con las chicas. Cambiar mi apellido por Padi suena bien, pero la mera posibilidad de ser llamado Javi Padi hace imposible avanzar por esta vía. Al otro Javier Padilla le sucede lo mismo.

La segunda opción es unirte a tu doble. Molocks (2003) señaló que los orígenes de esta práctica tuvieron lugar en la China de Sun Tzu, que fue pionero en los artes de la guerra y la fusión. “Si no puedes con tu enemigo, únete a él”, escribió Sun Tzu en El arte de la guerra antes de fusionarse con Sun Tzu, célebre agricultor que ganó fama por cultivar los mangos más grandes del lejano oriente. Gracias a esa unión, Sun Tzu II pudo seguir escribiendo sobre estrategia militar y cultivando mangos sin ser confundido por sus feligreses. Esta opción ha sido recreada por los poetas más grandes de todos los tiempos. Por ejemplo, cuando Walt Whitman Tenth escribió en su poema Canto a mí mismo la célebre frase de contengo multitudes”, se estaba refiriendo a los diez Walt Whitman que lo conformaron. Sin embargo, hoy en día la fusión no está muy extendida más allá de Dragon Ball, la nobleza y el mundo del fútbol. En Europa está muy regulada porque la Unión Europea obliga a que el fusionado incluya en su nombre el número de personas implicadas en la fusión (ese fue uno de los motivos que, con cierta razón, arguyeron los Boris Johnson a favor del Brexit).

Por eso, los casos más exitosos se han llevado a cabo lejos de nuestras fronteras. En Colombia, el velocista Juan Guillermo se fusionó con el percusionista Juan Guillermo para formar al futbolista Juan Guillermo Cuadrado, hoy en la Juventus (el caso del futbolista japonés del Mallorca cedido por el Madrid, mercenario y piloto intergaláctico Takefusa Kubo es peliagudo y nunca se usa como ejemplo en el movimiento profusión, porque implicó a tres personas que no dieron su consentimiento, dando lugar a un trastorno tripolar de personalidad). En España, la posibilidad de fusionarse se reserva a la nobleza. Por ejemplo, su majestad Felipe VI es una fusión de seis ejemplares de Felipe Borbón, y el emérito Juan Carlos I de Juan Borbón y Carlos Borbón (aunque encerrado en el nombre de Carlos, Carlos se sentía Juan desde que nació y por eso pudo fusionarse). En estos momentos, un equipo especializado está buscando a todas las Leonor Borbón en España para someterlas a tratamiento: de momento han encontrado a tres así que se espera conseguir un espécimen de Leonor III. Siendo muy improbable que España abandone la Unión Europea, y teniendo en cuenta que mi título nobiliario está caducado, creo que la opción de fusionarme con Javier Padilla para crear a Javier Padilla Cuadrado no es viable en estos momentos.   

La tercera opción es la guerra (Hitler 1939; Franco 1936; Mao 1949; Lenin 1917). Un doble es una amenaza a la identidad personal y profesional, y solo debe quedar el más fuerte (Darwin 1859). Esta opción ha sido explorada por el arte. Por ejemplo, en el libro de Eric Barenboim Suárez en Kosovo, el futbolista Luis Suárez es confundido con el médico Suárez, llevando a unos y a otros a la desgracia (la subtrama más compleja sucede cuando se descubre que los mordiscos de Luis Suárez crean nuevos Luis Suárez, y que el origen de la epidemia estaba en el Luis Suárez español). También el cuadro de Goya Saturno devorando a sus hijos es otra recreación de esta tragedia griega ya anticipada por Sófocles. Como dijo el sabio griego, “Saturno no es más que otro padre que llama a sus hijos como él y decide comérselos por el miedo a que algún día sean sus dobles y lo reemplacen”. No es raro que, vistas las circunstancias, los gobiernos tomen medidas drásticas para frenar la epidemia de dobles e infanticidios. ¿Quién no ha oído hablar del célebre arqueólogo Leo Messi, asesinado por los sicarios de Bartomeu a sueldo de la Generalitat? ¿Y cómo obviar la muerte en extrañas circunstancias de Shakira, la Catedrática de Bioquímica en la Universidad de Manchester que había descubierto cómo matar ratas con cloroformo, uvas y queso? ¿Y qué decir del caso del atormentado Han Sin Doble, condenado a una vida de incomprensión tras el brutal asesinato de Chyhrynskyi a manos de Chewbacca Cuadrado y Takefusa Kubo? Yo ya he empezado a tomar medidas agresivas contra mi doble. Cuando todo el mundo aplaude a la sanidad pública en los balcones, incluyendo al médico Javier Padilla, yo me quedo en silencio y no me muevo. Soy consciente de la gravedad de mis actos y del daño que hago al sistema público de salud con mi actitud, pero situaciones extremas requieren medidas extremas. Confío en que Javier Padilla no será capaz de resistir por mucho tiempo mi falta de entusiasmo con su trabajo durante el confinamiento.

La última opción es la usurpación de la identidad (Highsmith 1955). En ese caso, una de las decisiones más complicadas es decidir con cuál quedarse (ver Gómez and Gómez 2012; Hernández, Hernández and Hernández 2014; García, García, García and García 2018). Muchos filósofos han tenido problemas decidiendo cómo se podía evaluar una vida, llegando generalmente a la conclusión de que, más allá de Han Sin Doble, dos humanos no pueden ser comparados (Scruton 2010). ¿Cómo comparar a Javier Padilla con Javier Padilla? ¿Con quién quedarse? Una opción es evaluar lo que cada uno ha hecho hasta ahora con su vida. Los dos tenemos un solo libro, así que espero que él no haya tenido hijos ni plantado algún árbol. Si miramos a lo que estamos haciendo en estos momentos, durante el confinamiento uno ha estado salvando vidas mientras que el otro ha escrito este texto sin aplaudir al servicio sanitario. Desde ese punto de vista, parece que gana un Javier Padilla, aunque no es posible dilucidar cuál. Sea como sea, este asunto parece demasiado complejo para que un Javier Padilla solo sea capaz de desentrañarlo, así que habrá que recurrir a Takefusa Kubo.