miércoles, 24 de febrero de 2016

SOBRE LA POBREZA (1)



Como tituló Roger Senserich un artículo en Jot Down, “Ser Pobre es una mierda”. La verdadera exposición a la pobreza es algo que desdibuja toda la concepción anterior que uno tiene sobre las cosas; la duda entra con mucha fuerza cuando ves determinadas vidas de otros: no te quedan palabras y solo queda respirar. La sensación de haber sido una especie de voyeur en determinados momentos de mi viaje no me ha abandonado aún. Incluso este mismo texto podría verse como una intencionada banalización de un tema de un sujeto que busca venderse. Donde las francesas han hecho una foto en blanco y negro yo podría estar haciendo un reportaje ficcional con el mismo valor moral. 

Antes de llegar a la India estuve en Kuala Lumpur y contemplé escenas que me impresionaron. En la primera semana en Greater Noida, sin embargo, a pesar de estar en un lugar terriblemente atrasado y de sorprenderme con casi todo, recuerdo tener la impresión de pensar que aquello no estaba tan mal. La primera vez que fuimos a Nueva Delhi, Mayank y toda la tropa India nos llevaron a visitar solo un mercadillo en Connaught Place y la Indian Gate. Ante las quejas del grupo occidental, respondían con muchos “easy, easy, you will see everything” y con archirepetidos “This is the most interesting stuff man, there is nothing much”. Ayush y, en parte, Shaurab eran los únicos con los que se podía hablar de algo coherente; el resto repetía una panoplia de argumentos circulares ante cualquier cosa buscando el eterno consenso: la droga, las mujeres y la estupidez. Mayank no conocía su propia ciudad y todo fue un desastre: su único plan era tomar cervezas y decir “easy”. Tras la primera visita a Dehli el grupo de francesas decidió que no volverían a ir con los indios y que Daniel, Gangamin y yo éramos su puerta a la “real India, I wanna see the real India, you know what I mean?”.
 
En BIMTECH éramos un grupo de lo más normal. Las francesas básicamente hicieron durante todo el viaje lo que se esperaba de ellas y ninguna salió de su papel; a cada nueva foto de Elena le correspondía una sonrisita de Anathilde y a cada chovinista “In France” de Melanie una nueva pose de Marthe. Las susodichas francesas se habían empeñado con que el fornido Daniel podía protegerlas y con que querían viajar con nosotros. Gangamin ejercía de simpático anfitrión y yo oficiaba con mi pazguato francés buscando lo obvio: las francesas estaban buenísimas. En un intercambio que resultó desastroso, les ofrecimos implícitamente nuestra protección y conocimiento a cambio de que vinieran con nosotros: nuestra unión duró un fin de semana. He aquí parte del por qué. 

Después de la primera semana de clase volvimos a Delhi, esta vez sin indios que nos guiasen. La primera noche salimos a la discoteca “Social” y conocimos a un suizo y a un afgano-americano, ambos muy pagados de sí mismos. El suizo se llamaba Vincenze y en la primera noche supimos de todos sus fastuosos planes para el futuro: planeaba hacer aplicaciones para que inmigrantes en Suiza aprendieran inglés, odiaba la universidad porque él era un emprendedor y no sé cuántas movidas más nos contó entre cervezas y poses seguras de sí mismas. Del otro bastará decir que pretendía abrir una cadena de producción en China de ropa hecha con cáñamo, una fibra que proviene del cannabis. Él, según él, tenía la habilidad de predecir él futuro: si algo sabía hacer él era ver la oportunidad de él negocio que solo él podía ver. Con semejantes genios acompañamos al día siguiente a las francesas al Red Fort. Muchos indios se nos acercaban pidiéndonos fotos. El Red Fort es espectacular y blablablá: cómo dijo Gangamin lo único que les interesaba era ver un poco la “arquitecure man” y hacerse unas pocas fotos. El palo selfie de la impoluta rubia Audrey cumplió mejor que cualquier guía local el conocimiento que se requería del lugar. Atención al palo que tiene su cosa. 

El problema llegó después. Estábamos a viernes. Para más señas, 25 de septiembre: día de celebración del Eid al-Adha, la Celebración del Sacrificio para los musulmanes. Sin siquiera sospecharlo, salimos del Red Fort vía Jama Masjid, genialmente conocida como Mezquita del Viernes. Como no íbamos con indios no teníamos la menor idea de que estaba altamente recomendado no ir ese día por allí. Cuando nos desviamos de Chandni Chowk Road y nos adentramos en el bazar nuestras vidas se complicaron y las bromas se acabaron. La aglomeración era imparable y moverse era muy costoso. No tengo ni la menor idea de cómo transmitir con palabras lo que allí veíamos. Moviéndonos entre multitudes, a cada giro de cabeza se veían imágenes que nunca hubiera creído: perros despellejados y cojos, niños en harapos absolutamente hambrientos, todo tipo de personas realizando tareas manuales a un ritmo frenético, hombres desdentados de fisonomías destrozadas, viejas raquíticas pidiendo limosna, puestos de comida repletos de moscas, hombres durmiendo indistintamente en el suelo o en los puestos de trabajo, personas sin brazos ni piernas desperdigadas… ¡todo en el mismo metro cuadrado, ocurriendo a un ritmo trepidante, cuasi cinematográficamente! El estrés empezó a inundarnos a todos cuando aún no habíamos visto nada: en algún momento vimos una alegre cabra que se movía delante de nosotros. De repente, un hombre la tiró al suelo y le cortó el cuello: la sangre manaba a borbotones y Melanie se quejó por primera vez. Daniel y yo no podíamos parar de mirarnos, entre fascinados, tristes y asustados: el viaje se había hecho adulto de repente y en ese momento no podíamos teorizar sobre lo que veíamos. Vincenze, líder del grupo, respondió a lo de la cabra con un escueto “what did you expect?”: no parecía ni un poco impresionado con sus gafas de sol y su pose solariega. El mismo Gangamin permanecía impasible, en su ambiente. 

Pero lo que vino a continuación superó cualquier expectativa. Cuando llegamos a la Jama Masjid la atravesamos buscando un restaurante que estaba recomendado, el Karim. Se suponía que el sitio estaba nada más comenzar la calle Matia Mahal, justo enfrente de la Mezquita. Nada más entrar en dicha calle fuimos incapaces de fijarnos en que teníamos la bocacalle del Karim justo al lado: una infinita hilera de hombres malnutridos permanecía de rodillas a los dos lados de la estrecha calle, esperando a la limosna que daban los musulmanes los viernes. Ahí la teníamos, la extrema pobreza. Entre el blanco de la ropa de los musulmanes extendidos en el suelo se veía el negro de la acera, el negro de las moscas, el rojo blancuzco de los intestinos de los animales previamente matados, el amarillo negruzco de los vómitos, el amarillo de los rickshaw… los colores, los sabores, los olores… todo era nuevo y ajeno… la primera vez que ves la pobreza solo puedes mirar al suelo… vas a aprendiendo a mirar al frente progresivamente… hasta que un día te has hecho casi inmune y no te llama la atención.

Allí, en esa estrecha calle, estaba el Karim. Y allí, entre las hileras, nos detuvimos, con el mapa en la mano, con las gafas de sol compradas en el mercadillo, con los pantalones hippies que tan sexys resultan… allí, justo, nos paramos. No por mucho tiempo. El movimiento de gente era imparable y la corriente nos arrastraba a seguir la calle en dirección quién sabe dónde… Daniel y yo insistíamos en no quedarnos allí y seguir caminando… ya habíamos hablado de que teníamos que volver él y yo solos a ese lugar… Gangamin seguía impertérrito el desarrollo de los acontecimientos cuando, de repente, entre toda esa imaginería caótica que nos superaba, Melanie empezó a llorar… aparentemente alguien le había tocado el culo, a Ella, ¡a Ella!... Melanie, que llevaba haciéndose fotos con todos los indios que había visto hasta ahora en el Red Fort sonriente y seductora, Melanie, que había planeado hacer un reportaje social sobre todo lo que ocurría en la India para mostrar “the real India, you know, I wanna show to France the real India?”, Melanie, que había discutido cruentamente conmigo acerca de la moralidad de hacerle una foto a una pobre señora que pedía limosna, Melanie, que tenía ya su contrato en Deloitte y se sentía cercana a algunas ideas del Front National, Melanie… llorando a llanto limpio en plena Matia Mahal… la pobre Melaine… y así, entre los llantos de la pobre mujer y los consuelos de algunas de las otras, Gangamin se las apañó para negociar un autorickshaw que nos llevara a Connaught Place y nos hiciera olvidar lo que habíamos visto… en ese momento, justo al mirar atrás para tratar de captar alguna imagen que me acompañara para siempre, mientras unas niñas prácticamente se abalanzaban sobre nuestro auto para que les diéramos algo, me di cuenta de algo que Daniel ya había contabilizado: el palo selfie. Mientras Gangamin y Vincenze aparentaban insensibilidad, había alguien que no necesitaba aparentar y que estaba en su ambiente: allí estaba, entre toda la aglomeración, sonriente, impoluta e incólume, Ella, Audrey, con su palo selfie sobresaliendo por encima de todas las cabezas buscando una sonrisa en la absoluta pobreza, una muesca de afecto entre dos mugrientos, una imagen escalofriante que enseñar a tus papás, una hija de puta en toda regla.

(Continuará)

miércoles, 17 de febrero de 2016

CHARLIES



(*) Este relato ganó la XXXVI edición del concurso de Poesía y Cuento del Isabel de España en 2015.


La noticia de la violación de la Feria de Málaga se propagó rápidamente por toda la ciudad. “Los jóvenes detenidos por la brutal violación a una chica en la feria lo grabaron con el móvil”, titula Diario Sur, firmado por Juan Cano y Francisco Jiménez. La noticia aparece como principal suceso del día. Lo mismo pasa en los periódicos La Opinión de Málaga y Málaga Hoy. Pronto empieza a compartirse la notica en las redes sociales, y tanto en Facebook como en Twitter la repercusión es enorme. En pocas horas tenemos desde Málaga un Trendig Topic mundial. Como mero ejemplo sirvan los malagueños Fabián Góngora que, desde su cuenta de Facebook, afirma que “me parece repugnante que aún siga habiendo alimañas de este calibre sueltas por Málaga. Y lo que es aún más repugnante y alarmante es que algunos jóvenes de un país "civilizado" como España consideren la violación como colofón para terminar una fiesta. Ojalá se haga justicia.”, Irene Avellaneda que, desde su blog Tanto Por Querer, escribe que “me parece FATAL que unos chicos decidan VIOLAR a una chica solo porque se emborrachen. Es una VERGÜENZA y deberíamos todos decirlo en voz alta.” y el más popular en Facebook de Pedro Jiménez: “como pille a esos hijos de puta por la calle la justicia va a ser real”. 

En la feria, con el cubata o la botella de Cartojal en mano, no se habla de otra cosa. Los grupos de amigos se solidarizan con la chica y hacen vídeos virales. El tema de conversación de cada feria cambia radicalmente: hace unos años todo el mundo hablaba de la foto de la chica de catorce años practicándole una felación a un chico en plena calle. Hoy en las mismas esquinas se habla, con la misma intensidad, de la violación. Se trata de unos chicos del barrio de La Corta, de origen gitano, que debieron emborrachar a la chica hasta dejarla por los suelos para después practicar la penetración en grupo. Grabaron todo en vídeo, quizás con la idea de subirlo a internet en el futuro o de guardárselo como recuerdo. Novios prometiendo seguridad a sus parejas, chicas asustadas, policías prometiendo mano dura, madres preocupadas por sus hijas y padres exigiendo venganza… un tono gris cubre el último tercio de la feria de Málaga. 

Pronto la noticia se hace nacional y distintos medios se hacen eco del asunto. Francisco de la Torre, alcalde de Málaga del Partido Popular, trata de infundir tranquilidad a la población alegando que “en España se producen más de 1000 violaciones al año, no vayamos a crear ahora la imagen de que Málaga es un espacio inseguro. No puedo poner un policía por persona”. La polémica está servida. Izquierda abierta, formación integrada en Izquierda Unida Málaga, pide la “dimisión inmediata” del alcalde de Málaga por “quitar importancia y justificar la violación sufrida por la joven malagueña”. En una encuesta en El Huffington Post, realizada a partir del suceso, a la pregunta “¿Crees que las penas a los delitos de agresión sexual en nuestro código son…?” responde el 95.3% de los votantes que “insuficientes”. Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, afirma en Canal Sur Radio que “este tipo de violaciones indican que esta sociedad sigue estando enferma” y, desde el mismo partido político, la aspirante a la alcaldía de Málaga María Gámez exige al alcalde “retractarse de sus palabras y aumentar la dotación de efectivos en la Feria”. Comentarios en El Huffington Post con más de 150 me gusta: “por el hecho de que seas mujer no le da derecho a nadie a violarte y no hay que llevar pitos solo que la justicia caiga con todo su peso sobre esta gente, el que viola una vez repite y repite, yo impondría la pena de muerte para estos y para los pederastas”, “castración física, la química no es válida...” y “ojo por ojo, que si entre 5 violan a una mujer... como ha sido ahora con la chica de Málaga... que en la cárcel lo violen entre 5 a cada uno. Así se les quitan las ganas de hacer salvajadas. Que no se les puede catalogar de otra cosa sino de animales”. El alcalde de Málaga afirma finalmente que el consistorio se personará en la causa contra los cinco acusados de la agresión sexual. 

Ante una avalancha de críticas y reclamaciones, el Ministerio de Interior se compromete a actualizar los consejos para prevenir violaciones. Algunos de los consejos son: no pasear de noche por descampados ni calles solitarias, adquirir silbatos, no poner el nombre en el buzón o tener echadas las cortinas en casa. Por toda la ciudad hay una oleada de indignación: el caso no parece tener más vuelta de hoja y la solución nunca pudo ser tan evidente. Como en el reciente caso de Marta del Castillo, se esperan manifestaciones en la ciudad, peticiones de firmas para el endurecimiento del Código Penal, un artículo de Manuel Jabois, llamadas a la solidaridad de todos los malagueños con la familia, reflexiones sobre lo que nos falta para avanzar en materia de igualdad, un par de mítines políticos y algún programa especial en alguna cadena generalista. 

Obviamente no nos importa saber qué pasó realmente y por eso no me voy a adentrar en detalles insignificantes. Parece ser que en un momento dado la juez firmó el auto de sobreseimiento provisional de la causa al entender que las pruebas presentadas no eran consistentes; ya digo que todo esto es lo de menos: qué importa qué pasara. A partir de Juan Cano, verdadero protagonista de esta historia, titula Diario Sur que “Un 'selfie' de la chica con los jóvenes, una de las pruebas para archivar la denuncia de violación”. El mismo periodista, almeriense licenciado en periodismo que lleva desde 2003 cubriendo la información de sucesos en la sección Local, redacta la noticia de la salida de los chavales tras su puesta en libertad con cargos. Los chicos salen entre vitores de la Ciudad de La Justicia de Málaga. Pantalones cortos, tez morena, acento cerrado, dificultad para articular discurso. “Lo que nosotros pedimos es que este caso, que ha sido el mayor de la historia, no le pase a nadie y que gracias a la jueza, ¡que ha sido una jueza no un juez!, estamos aquí en la calle vale, gracias a la jueza, al alcalde, a los feriantes, de corazón, gracias a todos por favor, y sobre to a la jueza”, “nos han querido destrozar la vida”, “hemos estado 72 horas y nos han maltratado, hemos tenido total maltrato psicológico, desde el primer momento que nos detuvieron nos juzgaron de violadores, no nos han dado ni de comer ni agua”, “hemos recibido amenazas de muerte de la misma policía”, “gracias a los testigos que han contado que nos vieron con la chavala y que la chavala estaba en su salsa también, que no estaba obligada a nada”, “esto ha sido demasiado vaya, cuanto más decíamos la verdad peor nos trataban”.  En el vídeo se puede observar por detrás al amenazante padre, que en un momento dado toma la palabra: “que la gente se entere que son inocentes, entiendes, que se ha demostrado que son inocentes, lo han pasado muy malamente”, “toda la barriada y tos los feriantes, los que nos han apoyado, nos han juzgado los medios de comunicación. No hay derecho”, “cuando lo hace una mujer, todo el mundo la ayuda…” 

“El sueño de una joven currante: Salir a las 8 la mañana de trabajar y tener relaciones consentidas con cinco hijos de puta” tuitea el escritor licenciado en periodismo Arturo Pérez Reverte. “Viendo imágenes de los que aplaudían en la puerta del talego, comprendo las dudas de juez y fiscal. ¿Violar nuestros chicos a alguien? Nunca”, continuaba. Desde eldiario Beatriz Gimeno afirma en Zona Crítica que “hay una ofensiva neoliberal contra la democracia y los derechos, y el feminismo es un pilar tanto de aquella como de estos”, “es muy posible que la jueza, el fiscal, desde luego los chicos implicados, tengan en su cabeza el mito machista de que para que haya algún tipo de abuso sexual tiene que haber una negativa que se manifiesta desde el principio hasta el final, tiene que haber resistencia y tiene que haber fuerza por parte del agresor” y “la falta de pruebas no es óbice para no comenzar el procedimiento”. Desde Diario Público, el autodefinido como feminista, gay, ateo, escritor, artista y activista (“artivista”) Shangay Lily, escribe que “la jueza pareció dar carta blanca al peor machismo, la peor misoginia. Los primeros fueron los gañanes violadores que se envalentonaron ante los aplausos (repugnantes) de sus familiares y compañeros de barrio que parecían vivir esto como un triunfo de su violenta agresión ante los otros. A este dantesco espectáculo de padres descamisados, tatuados con rosarios y emocionados con la bravuconería ignorante de su niño, le siguió una tromba de disculpas y desdecirse de los “blandiprogres” de red social que siempre siguen a la masa o lo popular”, “¿En serio te vas a alinear, querida María Luisa, con los ignorangutanes que dicen que dijo lo de la violación porque se arrepintió luego de lo que había hecho o que lo dijo porque se dio cuenta luego de que le habían grabado y por el qué dirán?”. Desde Pikara Magazine, Concha Solana hablaba de “la cultura de la violación” y se afirmaba que “el archivo de la denuncia por violación múltiple en Málaga nos transmite el mensaje implícito de que eso es lo que ocurre si damos signos de promiscuidad, que nosotras seremos las culpables y los agresores las víctimas denunciadas en falso”.

En Málaga el desconcierto entre la población fue muy grande. Los jóvenes se dividieron, a grosso modo, en tres grupos. Una gran parte de nosotros rectificamos nuestras primeras impresiones y sentenciamos que nunca más íbamos a dejarnos llevar tan a la ligera por lo que dicen los medios de comunicación. Culpábamos de todo a la prensa local malagueña y a lo fácil que habían colgado la culpabilidad a los “pobres chavales que no sabían ni hablar pa defenderse”. Respecto a la chica no fuimos capaces de formular opinión ni juicio alguno. Como mero ejemplo de la gran mayoría sirvan los malagueños Fabían Góngora, que, desde Facebook, publica que “la próxima vez me espero a que terminen los procesos judiciales antes de indignarme, no sé cómo se me ocurre tomarme en serio al SurToday”, Irene Avellaneda que, desde su blog Tanto Por Querer, escribe que “me parece MUY MAL que porque no quieras que haya un vídeo tuyo FOLLANDO por ahí denuncies a otros. BASTA de tratar a tus novios como PERRITOS FALDEROS” y el más popular en Facebook Pedro Jiménez que, esta vez representando no se sabe si al segundo o al tercer grupo de malagueños, tuitea “como pille a esa guarra sí que va a haber denuncia real. #FeriaMálaga”.  

Ya a finales de agosto, con el helado o la casera en mano, no se habla de otra cosa. El segundo gran grupo de opinión ya mencionado, principalmente formado simultáneamente por personas de izquierda anti-sistema y católicos de toda la vida predominantemente anti-abortistas y contrarios al matrimonio homosexual, defendían en conversaciones apasionadas a la “pobre víctima”. Culpaban a las leyes penales, a la juez María Luisa Cienfuegos, convertida en blanco perfecto como ejemplo de mujer alineada con el pensamiento violador, y a la sociedad “enferma” de lo que a todas luces había sido una violación injustificable que se iba a quedar impune. Los miembros de este grupo instaban a denunciar cualquier signo de abuso sexual mientras llamaban a combatir a los maltratadores en las calles y las manifestaciones. Algunos de ellos se organizaron y crearon grupos de Facebook. Muchos firmaron una petición en Change.org pidiendo la reapertura del caso que alcanzó en poco tiempo las 8.810 firmas, y una buena parte se adhirieron a otra llamando a la cadena perpetua para los violadores. Por otro lado, una parte menor del mismo grupo llamaba a “combatir con violencia lo que el Estado tolera. Autogestión y autodefensa es feminismo”. Este segundo grupo estaba enfrentado a un tercero formado principalmente por un colectivo de hombres de instintos fuertemente conservadores que se autodefinían generalmente como “ni de izquierdas ni de derechas”, “ni machistas ni feministas” o “ni racistas ni imbéciles” y que veían sinceramente cómo se iban alternando unos papeles de manera que “illo lo de antes de que la mujer no trabajara no estaba bien eso está claro, pero lo de ahora es lo mismo pero al revés, la discriminación positiva es una mierda…”, “las feminazis que parecen así como normales nos joden la vida y no nos dejan ser hombres…”, “tenemos que organizarnos para que deje de haber una persecución a los hombres, violar está mal pero ir provocando qué pasa”, “tenemos que tener una organización que nos defienda y nos represente, nuestros intereses como hombres están siendo destrozados, el Gobierno no nos defiende”. Este grupo de opinión estaba formado también por unos no pocos progresistas que, a la vista de los acontecimientos y siempre con una retórica contraria tanto al machismo como al feminismo, comenzaban a defender la necesidad de leyes contra la discriminación a los hombres- “cuando entran gratis en las discotecas bien que no se quejan las jodías”- y por unas cuantas chicas que, muy a la vuelta de todo, afirmaban que “yo a las mujeres ya me las conozco y muy inocentes no son”. En realidad, aunque había ciertas características mayoritariamente comunes, los tres grupos estaban formados por personas de todo tipo. Los había defendiendo posiciones antagónicas de un día para otro y los que no se podían encuadrar en ningún grupo. 

¿Y en cuanto a mí, qué decir? Yo fui capaz de indignarme con la primera violación y también de mostrar mi repulsa a las denuncias falsas. De esta manera, fui capaz de seguir a mis amigos en sus opiniones y quedar bien tanto con mis padres como con las chicas con las que pretendía acostarme. Ya he dicho que no me importa lo que pasara (¿a quién cojones le importa?) y que no le voy a prestar la mínima atención: en cuanto pasó lo olvidé, no ya yo; todos. Me parece mal que se viole y que se denuncie falsamente, pero está claro que a partir de ahí lo que yo diga da igual porque no voy a conseguir cambiar nada jamás. ¡Si hasta cuando escribimos indignados o en tono periodístico lo hacemos para ligar y autopromocionarnos! ¿Es así o no?

Un día al final del verano, estábamos en una conversación mi grupo de amigos en el Modernícolas y aparecieron de repente Irene (¡la del blog!), Isabel (periodista de Diario Sur que está buenísima, lo prometo), Juan Cano (mítico protagonista) y hasta Pedro Luis Gómez (Premio Andalucía de Periodismo y Director de Publicaciones de Sur). Mi desenvuelto amigo Fabián Góngora y yo fuimos a hablar con ellos con el objetivo de ligar con las chicas, y quizás de paso conseguir un trabajo en alguno de los periódicos locales. Nada más entablar conversación, Fabián les dice a Juan Cano y a Irene que les ha seguido durante toda la cobertura mediática, y que qué sería sin ellos de nuestra inculta ciudad. Entonces les comenzó a hablar del mítico editorial de Pedro Luis Gómez “Lamentable Despropósito”, en el que se ponía los puntos sobre las íes en todo el asunto de la violación, y luego le dijo a Isabel que lleva mucho tiempo siguiendo todo lo que escribe y hace. Posteriormente, como tantas veces le he visto hacer, nos arengó sobre lo importante que es tener unos medios que nos informen a una ciudadanía responsable como la que nosotros conformábamos.

El grupo de periodistas nos recibió de buena gana, y empezamos a tomar muchas cervezas. Ya borrachos, empezamos a tratar de llevarnos a la cama a Irene y a Isabel. Yo aproveché para hablar de los temas en los que me veo fuerte, y solté algo así como un “bueno y qué opináis de la violación, sinceramente”.  En el momento, me doy cuenta de que se sienten a gusto con el tema y continúo diciendo algunas chorradas sobre el asunto. Juan Cano me responde que “la verdad es que la gente se deja llevar, tú no sabes lo que han aumentado nuestras visitas… desde Madrid, Barcelona, todas partes”. Luego, en tono jocoso, añade: “cada vez que toca un tema así hacemos nuestro agosto, ¿lo pillas? Hemos hecho nuestro agosto en la feria, ¡que es agosto!”. Isabel, tan tremendamente guapa, delicada y atractiva, dice algo así como que “hay mucha zorra suelta… desde el principio me lo veía venir” e Irene, hablándole seductoramente a mi amigo, le explica que “vivimos un mundo de SOBREINFORMACIÓN, hay que saber dónde INFORMARSE, y yo creo que todos tenemos nuestro lugar en este mundo y somos capaces de hacer algo POSITIVO. Yo trato de dar ESPERANZA a la gente…”. Por último, lamentándose, Pedro Luis Gómez terminó así la conversación: “Hay un problema con los blogueros y tuiteros poseedores de la verdad absoluta y la moral… aquí parece que todo vale, donde dijeron digo dicen Diego y punto, no hay responsabilidad para ellos… si eso lo hace Juan lo echamos tío… entiéndelo, somos profesionales”. Aunque a mí me rechazó Isabel en el último momento, Fabián consiguió entre muchas más cervezas su lúbrico objetivo. Cuando nos fuimos los dos al baño me confesó que “empecé a TUITEAR y a usar el Facebook políticamente para llegar a ellos. Y ahora la estoy BESANDO”. 

Ya a mediados de septiembre, con los libros de la Universidad en la mano, nadie habla de nada en concreto. Ya no me acuerdo muy bien qué paso. Para mí quedó claro que toda la información está manipulada y que no sabemos nada: no sé si se reanudó el juicio, si los chavales la habían violado al final, si les pegaron una paliza un grupo de indignados, si siguieron cometiendo barbaridades, si se cambiaron las leyes penales o si se cambió la manera de reaccionar ante las denuncias falsas. Puede ser que leyera en algún lado que había habido varias violaciones en la provincia ese mismo mes, no estoy seguro. Todo se me hace un remolino en la memoria y soy incapaz de acordarme de nada más de que Irene pasó a ser parte de nuestro grupo de amigos y de que yo me hice amigo de Isabel y traté de hacer que saliera conmigo. Lo seguí intentando durante varios meses, y para ello hice un uso intensivo de todas mis redes sociales. Me mostré solidario con Siria, los inmigrantes, algunos personajes de Juego de Tronos, los transexuales, los andaluces y hasta con la Semana Santa. En un momento dado, alterné consignas taurinas con otras por los derechos de los animales: al fin y al cabo qué sé yo. 

Recuerdo que me di cuenta unos meses más tarde de que salir con Isabel era imposible. Acababa de publicar Juan Cano sobre un atentado yihadista en París, e Irene había escrito en su blog “esto es de completa y absoluta VERGÜENZA porque NADA, ni la fe más fuerte, puede justificar una matanza semejante. El DERECHO de expresión es imprescindible y básico y atentar contra ello es atentar contra la LIBERTAD. Está claro que los extremismos, de cualquier tipo, son intolerables”. Había una manifestación en la Plaza de la Merced, y yo ya me había comprado con Fabián la camiseta negra con las letras amarillas que formaban las palabras “Je suis Charlie”. Me imaginaba encontrarme a Isabel en la Merced, y así poder declararle mi amor por enésima vez. Mi sorpresa fue grande cuando abrí Twitter y me di cuenta de que Isabel estaba por encima de todos nosotros, y que nunca querría salir conmigo. Ella había aceptado verdaderamente la realidad, y no le ponía condimentos falsos a lo que todos en el fondo coincidíamos. Isabel había salido de Juan Cano y los demás y se había inmaterializado en un ente inmortal con ese tweet icónico que leía atónito. Sin duda, Isabel era el emblema de nuestra generación: una persona superior a la que dediqué todo mi amor. Isabel, mi emblema, era en las redes sociales lo que los demás no nos atrevemos a ser.  

“Fuaaahh pero que pongan ya #MujeresHombresyViceversa que no me importa lo de Francia. Quiero a mi niños