Hoy ya nadie se
acuerdo de esto con el tema de Antonio Banderas, pero la última vez que Málaga
se convirtió en motivo de interés nacional fue debido a una noticia falsa. Una
(falsa) violación, en la feria de Málaga de 2014, sirvió para que una ciudad
entera se retratara y unos cuantos articulistas nacionales tuvieran su
escándalo semanal. Diario Sur empezó
a tratar el asunto con el siguiente titular: “Los jóvenes detenidos por la
brutal violación a una chica en la feria lo grabaron con el móvil”. Lo firmaban
Juan Cano y Francisco Jiménez el 18 de agosto de 2014. Leyendo el titular, se
entendía que la violación, que fue brutal, se daba por descontada, y lo
novedoso es que la habían grabado con un móvil. Sin embargo, la “brutal”
violación que se hizo viral nunca tuvo lugar.
Juan Cano no ha
tenido que responder ante nadie de esta “brutal” equivocación. El 22 de agosto de 2014, en un artículo en Diario Sur de increíble cinismo titulado
“lamentable despropósito”, el Director de Publicaciones de Diario Sur, Pedro Luis Gómez, comenzaba diciendo que “la
información es poder. La mala información es el desastre”. Increíblemente,
decía que la razón del despropósito ocurrido en la feria de Málaga era “sobre todo por los tuiteros
que asolan las redes sociales y que son concienzudos guardianes de la pureza y
de la dignidad, los amos de la verdad absoluta e indiscutible, los dueños y
señores de la razón única, la suya”. Posteriormente, defendía al periodismo de
“los que no tienen ningún respeto no solo por esta profesión, la de periodista,
sino ni tan siquiera por un Estado de Derecho (con mayúsculas pese a ellos)
donde la presunción de inocencia es uno de sus más sólidos pilares”. ¡Lo
escribía desde Diario Sur! Lo hacía,
claro, sin que nadie hubiera lanzado un ataque frontal contra la cobertura que
realizó el medio en concreto. O nadie se dio cuenta, o nadie se atrevió.
En mayo de 2016,
Juan Cano recibió el II Premio Andaluz de Periodismo Social Antonio Ortega. Quizás Juan Cano sea un
buen periodista y recibió un justo premio, pero la no rectificación personal o
de Diario Sur tras un error así no
admite mucho margen para la benevolencia: dar un hecho tan terrible como una
violación por descontado, y tildarlo de brutal sin ninguna prueba de que ocurriera nada, es el tipo
de cosas por las que podríamos pedir que se despidiera a un periodista.
El Consejo
Audiovisual de Andalucía, en un loable informe, puso el caso de la Feria de
Málaga como ejemplo de “la vulneración sistemática del derecho a la presunción
de inocencia”. La mayoría de cadenas generalistas, incluidas las públicas,
difundieron “el dato erróneo de que los detenidos habían reconocido ha agresión”.
Ninguna cadena rectificó posteriormente, y los tertulianos no han pedido disculpas
ni a los ofendidos ni a la audiencia. Se dijeron cosas como las siguientes:
- “No son
inocentes, puesto que están con cargos. Es decir, no pueden ser inocentes, de
inocentes nada. Han salido con cargos, por tanto son culpables por ahora”
- “Lo tenían
todo perfectamente calculado… uno de ellos incluso grabó con su teléfono móvil,
otro vigilaba mientras los otros tres abusaban de la joven...”
Por su parte, en los medios escritos se
opinó sin ninguna prueba. Como meros ejemplos, Beatriz Gimeno en eldiario,
Shangay Lily en Público, Concha Solana en Pikara Magazine y
Arturo Pérez Reverte desde su superioridad moral, decretaron que la absolución
de los jóvenes malagueños era una falta de respeto de la juez. Pérez Reverte
los llamó “hijos de puta” en Twitter, y Beatriz Gimeno acusó a la juez de tener
en mente un “mito machista” para no haber visto el delito. La presunta víctima
de la violación reconoció en el juicio que se la había inventado.
La primera
semana de julio de 2016, en un curso de verano organizado por la Universidad de
Málaga que sonrojantemente se titulaba “Mejor periodismo, más democracia”, tuve
la oportunidad de hacerle una pregunta a Manolo Castillo, director de Diario Sur. Entre otras cosas, el curso
de verano trataba sobre la importancia de la búsqueda de la verdad en el
periodismo, en contraposición con los blogueros, para poder ser incómodos al
poder. En la misma mesa de Manolo Castillo, se encontraba Miguel Ángel Aguilar,
que había hablado largamente sobre la importancia ética del periodismo y la
búsqueda de la verdad y la objetividad como freno a los grandes poderes que
teóricamente nos oprimen. Cuando llegó el turno del público, le pregunté
abiertamente a Manolo Castillo sobre la noticia de la feria de Málaga y el
titular que dio el periódico. Como me la sabía de memoria, todos los demás
asistentes pudieron ver que la noticia había sido publicada tal y como yo
decía. Manolo Castillo dijo que yo estaba equivocado, y que lo que decía, por
ende, era una mentira. Dijo que Juan Cano había sido el primero en decir que la
presunta violación de la feria de Málaga no era real. Dijo que luego hablaría
conmigo sobre el asunto, pero lo cierto es que eso nunca llegó a ocurrir. Ninguno
de los otros conferenciantes, supuestos periodistas de prestigio todos ellos,
se atrevió a insinuar que precisamente teníamos un ejemplo ahí de lo que un
periódico no debía hacer.
Leyendo todo el
asunto del caso Banderas, lo que está claro es que a casi nadie le importa ni
el periodismo ni la verdad. Antes de que estallara todo este asunto, el mismo
Pedro Luis Gómez que escribía la
columna “lamentable despropósito” tres años antes, había hecho una entrevista el
2 de abril de 2017 con el actor. La entrevista se realizó 5 días antes de
saliera el resultado del concurso del que el alcalde de Málaga Francisco de la
Torre era el Presidente. Al concurso se presentaron 72 proyectos y, aunque
teóricamente era anónimo, contenía según ha publicado Teodoro León Gross “una
referencia explícita a Banderas”. Voy a reproducir algunos de los pasajes,
respetando las numerosas faltas de ortografía, de la entrevista. Así se podrá
observar cómo Diario Sur realiza su labor de vigilancia de los
poderosos, de búsqueda de la verdad y de imparcialidad ante los asuntos
públicos:
“-Le apetece
dirigir un teatro aquí en Málaga con su nombe (sic).
-Bueno, con mi
nombre... Eso lo decidirán otros.
-Perdone,
pero si le queremos dar caché, Antonio Banderas es una marca.
-Bueno, pero no
hace falta, ni soy el indicado para decirlo. Mira me gustaría dirigir un teatro
que aportara a Málaga un grano de arena a lo que le está pasando a esta ciudad
bendita. (...) Tener un teatro que fuese un laboratorio, que atrajera a
los grandes actores del mundo, traernos a las grandes escuelas de teatro del
mundo, organizar masters y cursos para profesionales, hacer algo grande utilizandolo
(sic) incluso como platós de televisión.... Cuidado, que ya estoy exponiendo
ideas muy claras que tengo desarrolladas en un informe, pero tengo que buscar
un espacio, y sobre todo (y que me perdonen), no quiero ni un duro público.
Esto tiene que financiarse de forma privada porque el dinero público acarrea
muchos problemas (vuelta a reirse (sic) abiertamente) y yo adoro a la clase
política cuando hace cosas para la gente y para la cultura, sean del partido
que sean, no estoy hablando de ninguno en concreto...
(…)
-Ufff no sé
si decirlo, porque después ya sabes lo que pasa con estas cosas.
-¿El qué?
Dígalo... No sé qué es, pero ¿por qué no lo va a decir?
-Pues sí, lo
voy a decir: aquí hay una persona fundamental que es don Francisco de la Torre
Prados.
-Lo intuía,
esperaba que lo dijera... (…) Es un hombre humilde, y tiene una virtud enorme
que es la educación. Parece de Peregrullo (sic), pero no todos los políticos
son tan educados. La forma en la que personaliza su labor por estar en los
barrios. Si es que además no para, si sé que tiene a la Corporación Municipal
con la lengua fuera. Es el no parar. De una actividad frenética. Alucino con
él. Y me importa un pito lo que piensen ante lo que digo, porque en términos
generales, el PP no es el partido por el que más se me reconoce a mí, vamos. Yo
no apoyo a ninguno públicamente. (…)Pero mira, cuando una persona hace las
cosas bien, como el alcalde de Málaga, hay que reconocérselo y punto. Recuerdo
que la baronesa Thyssen me dijo un día que su museo lo había traído a Málaga
porque teníamos "un alcalde muy pesado, que me ha insistido mucho y me
decidió". Conste que cuando hablo bien del alcalde, que nadie piense que
le debo ningún favor, que jamás le he pedido ninguno. Se lo merece.
-Eso se llama
justicia.”
La información
que ha salido luego es la siguiente, y da a entender un trato de favor a Antonio
Banderas por parte del alcalde de Málaga. El mismo Diario Sur, en una editorial del 26 de abril de 2017, criticaba que
se hubiera dejado “entrever sin pudor tanto respaldo institucional y el deseo
de hacer un concurso a la medida”. Transcribo lo que el periodista Teodoro León
Gross ha escrito en El Mundo:
“1.- El mismo
arquitecto Seguí atrae a Banderas a
un proyecto cultural en un lugar emblemático: unos viejos
cines en la plaza donde nació Picasso. Parece claro que Seguí actuaba
persuadido de que con Banderas como salvoconducto, nadie frenaría su proyecto.
2.- Se gana el concurso de ideas no vinculante, con referencia explícita a
Banderas aunque es anónimo. Después el alcalde, excitado, llega a sugerir, al
borde de la prevaricación, que el pliego del futuro concurso casi debería
llevar el nombre de Banderas. 3.- Desde instancias técnicas y políticas,
también mediáticas, se advierte del exceso de altura (de baja más tres a seis)
en un lugar muy estricto, y de usos, ya que el equipamiento cultural, que
apenas daría para un bar o una tienda de museo, planea un 75% de ingresos por
bares y alquiler de locales. Con 23 espacios lucrativos, el teatro es la
coartada. 4.- Banderas ve el lío -sin duda entiende que el asunto es una
ratonera que además incumple sus viejas promesas de no usar "suelo público"-
y se retira, pero no discretamente, sino, como buen actor, con cierta
sobreactuación como víctima. 5.- El circo, incluyendo actos de desagravio de
ecos tardofranquistas.”
Si en el caso de
la feria fueron los supuestamente feministas los que lanzaron las campanas al
vuelo sin tener información, en este caso han sido los supuestamente liberales.
Estas dos subespecies no se parecen en
nada, salvo en una cosa fundamental: los dos desprecian que los hechos no se
adecúen a su teoría de lo que deben ser las cosas. El País ha hecho un editorial arbitrario titulado Con Antonio Banderas, y hemos podido
leer a muchos supuestos defensores del libre mercado en los medios nacionales
decir dogmas sobre el asunto sin atenerse a los hechos concretos del caso. Paradójicamente,
uno de los pocos periodistas que han actuado con entereza ha sido un antiguo
colaborador de Diario Sur y también
participante en el curso de verano de la UMA, Teodoro León Gross. Como
consecuencia, un concejal del Ayuntamiento de Málaga ha dicho que se trata de
“un mercenario de la pluma”. El alcalde de Málaga ha cometido unas
irregularidades intolerables en un procedimiento público, pero no ha parecido
importar mucho. Diario Sur hizo un
editorial titulado “Sí a Banderas; sí a Málaga”, en el que el único fallo
admitido era que “el alcalde pecó de un exceso de entusiasmo, pero poco más.
Nada hacía peligrar la legalidad de ese concurso”. Ha sido el mismo Pedro Luis
Gómez el que redactó la noticia de que Banderas abandonaba el proyecto, en otra
muestra grotesca de imparcialidad.
¿Cómo sabe Diario Sur con tanta seguridad que
ninguno de los 72 proyectos presentados es lo suficientemente competitivo? ¿En
qué se basa esta presunción? ¿Por qué no se hacen entrevistas tan halagadoras a
los otros contendientes? ¿No es más grave el posible trato de favor en los
procedimientos públicos que el hecho de que Banderas se haya retirado por
someterse a un escrutinio razonable? ¿Ha pasado esto en más ocasiones con otros
asuntos en los que haya estado implicado Antonio Banderas? ¿Para Antonio
Banderas sentirse humillado significa aceptar los procedimientos democráticos?
¿No es muy sospechoso el mangoneo entre el principal periódico de la Málaga Diario Sur, el alcalde Francisco de la Torre y Antonio
Banderas? ¿Cómo puede informar imparcialmente Diario Sur sobre un asunto de tanta importancia tras mostrar tan a
las claras en una entrevista su absoluta preferencia por que Banderas pueda
dirigir un “teatro con su nombe (sic)”? ¿Era verdaderamente anónimo el concurso
de ideas o ya se sabía de antemano quién lo iba a ganar?
Mientras tanto, muchos
malagueños han seguido actuando tumultuosamente y, según informa el mismo Diario Sur, a partir de la información
dada por el periódico se han convocado actos de solidaridad con el actor. Los
pocos articulistas o políticos que han criticado el proyecto parecía que tenían que declarar previamente su
admiración a Banderas. Tras cinco días desde su lanzamiento, la petición de change.org para que el idolatrado Banderas
reconsidere el proyecto tiene prácticamente los 25.000 firmantes que necesita. Por
su parte, 700 manifestantes han ido con el alcalde de Málaga, parte del grupo
municipal del Partido Popular y el polémico arquitecto Seguí a una
manifestación en la Plaza de la Constitución, con el objetivo de que se
resuelvan los tecnicismos “porque no hay nada insalvable”.
Aquí el periodismo tendría que decir aquello de que los “tecnicismos” son la base de nuestro sistema democrático, y que la única manera que tenemos de dotar justicia a las decisiones es haciéndolas seguir unos procedimientos técnicos previamente establecidos. Así se evita la arbitrariedad y los tratos de favor. El periodismo podría haber recordado todos los casos de corrupción sufridos a nivel municipal, y señalar que la misión del periodismo no es gustar a la gente sino aspirar a contar la verdad. Sin embargo, eso es desde hace mucho tiempo una batalla perdida.
Aquí el periodismo tendría que decir aquello de que los “tecnicismos” son la base de nuestro sistema democrático, y que la única manera que tenemos de dotar justicia a las decisiones es haciéndolas seguir unos procedimientos técnicos previamente establecidos. Así se evita la arbitrariedad y los tratos de favor. El periodismo podría haber recordado todos los casos de corrupción sufridos a nivel municipal, y señalar que la misión del periodismo no es gustar a la gente sino aspirar a contar la verdad. Sin embargo, eso es desde hace mucho tiempo una batalla perdida.
Ojalá Teodoro León
Gross hubiera sido tan valiente cuando desde el medio en el que escribía se titulaba
como “brutal violación” algo que nunca ocurrió. Tanto el tema de Banderas como
el de la feria de Málaga apuntan a un tipo de corrupción que solemos dejar
inadvertida: la de los medios de comunicación que no hacen su trabajo con
honestidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario